Análisis Nintendo Pocket Football Club (3DS eShop)

Desde los clásicos PC Fútbol, los simuladores de mánager se hicieron un hueco entre mis géneros preferidos. Eché cientos, miles de horas de pequeño haciendo que un equipo de Segunda B ascendiera a Primera e incluso ganara la Liga. Pero después de un tiempo dejaron de salir y me alejé del género hasta que volví con Football Manager, pero el enfoque tan realista que tiene, con su trillón de opciones para todo, me echaba para atrás, por on tener tiempo para jugarlo bien.

Este jueves pasado salió en la eShop de 3DS Nintendo Pocket Football Club, llamado Calciobit en Japón. Un enfoque muy diferente para algo que esencialmente es lo mismo: entrenar a tu equipo y llevarlo a la gloria.

Nintendo Pocket Football Club está pensado un poco para gente como yo: gente a la que le gusta el fútbol, le gusta ser el mánager y tomar decisiones, pero o se ven abrumados por alternativas más realistas o simplemente no tienen tiempo. El enfoque más simplista, y sobre todo rápido, de este juego lo hace perfecto si estamos en una situación parecida a la que comentaba antes.

Había que buscar un punto medio entre el realismo y miles de estadísticas y números de un lado y una extremada sencillez que hiciera el juego plano y sin gracia alguno por el otro. Y a mi parecer lo ha encontrado, siendo accesible y divertido, y aun así teniendo su puntillo estratégico.

Nada más empezar nos ponen al cargo de un equipo de la peor división del país que elijamos, al que cambiaremos el nombre, el logo y la equipación. Vamos, que haremos un reinicio del equipo para llevarle a lo más alto. El editor es sencillito pero aun así tiene bastantes opciones para personalizar al equipo como queramos (puedes crearte un escudo con un burro, como hice yo, no digo más). Luego todos estos cambios se verán reflejados en los partidos y en la afición de las gradas.

Una vez terminado ya estamos listos para empezar a ponerle las pilas a todos. Tenemos ya un equipo predefinido con su clásico 4-4-2, pero por supuesto podemos elegir cualquier otra formación que queramos e incluso elegir nosotros el sitio en el campo de cada uno. Y claro, para ello quizá nos hagan falta más jugadores, así que habrá que ir al mercado de fichajes y echar un ojo.

Es todo bien sencillo y sin andarse por las ramas. Tenemos un presupuesto X para la temporada, del cual se descuentan los sueldos de los jugadores. Y ya está, ni ingresos extra semanales por entradas, ni gastos de personal técnico ni historias. Tienes un dinero, pagas salarios y si te queda algo te adentras en el mercado de fichajes y fichas a quien quieras. No hay gastos de fichaje, sólo la ficha anual de cada jugador. Si están sin equipo vendrán al instante, pero si ya están en un equipo tardarán semanas en pensárselo y darnos una respuesta.

Teniendo ya los jugadores es hora de ponerse a entrenar y preparar los partidos. Cada vez que juguemos, y cuando peor lo hagamos por lo general, iremos consiguiendo cartas de entrenamiento. Cada una de estas cartas aumentará los parámetros de un jugador en unos campos concretos (tiro, pases, técnica, fuerza, salto…), de forma que cada vez sean mejores.

Aquí no hay números para apenas nada. Las estadísticas de cada jugador se muestran con la clásica clasificación de S-A-B-C-D-E, de mayor a menor. Parece que no, pero es curioso ver alguno de tus primeros partidos y otro cuando ya has entrenado, porque la diferencia en el comportamiento es como el día y la noche: pasan de arrastrarse por el campo y no hacer nada a dominar el partido y a tocar rápido.

Además si combinamos cartas podemos crear una nueva y especial que mejora más las estadísticas. Por ejemplo, si juntamos las cartas de Pase y de Filigrana conseguiremos Tiquitaca. En total podemos usar hasta tres cartas por jugador y día de entrenamiento. Y si entrenamos demasiado a uno puede llegar a cansarse, así que es mejor darle descanso esa semana porque sino corre riesgo de romperse.

Una vez hayamos ya pasado por todo es hora de jugar los partidos, que para eso es un juego de fútbol. Bueno, más que jugar yo diría dirigir, porque es lo que hacemos la final. Antes del inicio elegimos la alineación y formación y dependiendo del rival elegimos cómo queremos jugar (si más agresivos o defensivos, aumentando la distancia entre líneas y marcando a jugadores peligrosos) y una vez listos saltamos al campo.

Los pequeños jugadores se mueven, defienden y atacan de manera automática, según sus cualidades. Nosotros controlamos el partido desde lo lejos, ponemos a calentar jugadores y hacemos cambios cuando creamos oportuno (cuando se cansen los jugadores, por ejemplo). El no jugar y simplemente ver los partidos como tal puede parecer aburrido, pero para nada. Viéndolos nos damos cuenta de qué falla y cómo podríamos mejorar.

Jugando online es bastante similar. Elegimos el equipo contra el que queremos competir (los amigos de la consola aparecen automáticamente) y el propio juego hace alineaciones y estrategias automáticamente en base a unos parámetros que hemos dado al entrenador sobre cómo queremos jugar (más o menos agresivo, más rápido o pausado, con cambios o sin ellos…).

Según ganemos o perdamos iremos consiguiendo o perdiendo puntos para la clasificación global o nacional. Luego podremos ver nuestras estadísticas y las de nuestros amigos en la web que Nintendo ha puesto a nuestra disposición. Por ejemplo, aquí tenéis la web de mi equipo, el Topor C.F.

Más allá de que sea un mánager sencillo pero a la vez adictivo, lo que me ha enamorado del juego son sus detalles. No sólo tiene unos gráficos geniales y que destilan amor por los poros, es que el juego está lleno de pequeños elementos que hacen mejor al total.

Por ejemplo, durante un partido los jugadores no sólo se mueven y tiran o hacen entradas. Si han mejorado su técnica les verás haciendo regates y esquivando contrarios con unas animaciones bien majas. O cuando meten un gol les ves a todos celebrarlo y los jugadores rivales desesperándose o tirándose al suelo. O el cómo corretean y calientan tus jugadores por la banda y se paran a celebrar los goles. O que tu portero suba a intentar la épica en el último minuto, lo haga y el portero rival empiece a pegar puñetazos al suelo de la rabia que da. No es algo con lo que te vaya a explotar la cabeza, pero sí se nota que el juego está cuidado y tiene un mimo detrás.

Pero sin duda quien se lleva la palma es la afición de los partidos, siempre animando y lanzando mensajes de apoyo. Puede parecer que no pero terminas cogiendo cariño a esos fieles seguidores que están ahí desde tus inicios, soltando sus clásicos «¡A por ellos!», «¡Hay que remontar!» o el mejor de todos, «¡Tomad caldo!». En cada cambio corean el nombre del jugador y le dan ánimos, y a nosotros también de alguna manera.

En general estoy muy contento con la localización del juego y de cómo se ha adaptado a esa jerga futbolera tan particular.

Tenía muchas ganas de Nintendo Pocket Football Club y ha superado con creces mis expectativas. Es lo suficientemente complejo para tener chicha, pero sin llegar a abrumarnos con mil opciones. Los gráficos, animaciones y detalles son una delicia y por el enfoque que da a los simuladores de mánager, podemos jugar un poco cada día y seguir divirtiéndonos. Aunque por experiencia ese poco se convierte en un montón de horas seguidas sin darnos cuenta.