Análisis Heavy Bullets (PC)

Heavy Bullets es el nuevo juego que publica Devolver en Steam, y como de costumbre es algo diferente y con un atractivo especial. Y con menos de diez polígonos en pantalla, eso también. Lo que nos traen esta vez es una mezcla entre roguelike y FPS, con unos cuantos neones de adorno.

La primera impresión de Heavy Bullets, más allá de sus gráficos (bien chulos), es que hay algo diferente en él. Y lo hay, claro. Los escenarios se generan aleatoriamente, vamos a morir muchas veces y las balas hay que recogerlas. Sí, aquí las balas son un bien bastante escaso y cada vez que disparamos hay que ir a por ellas y recargar manualmente bala a bala para no quedarnos tirados.

Cada vez que morimos volvemos al primer nivel, así que unido a que las balas están contadas, más nos vale andarnos con pies de plomo y tener cuidado, porque volver a empezar de nuevo es bastante frustrante. Pero eso también es la gracia del juego, morir y seguirlo intentando, cada vez con un mapeado diferente.

Por suerte podemos paliar un poco este hecho de empezar de cero usando los bancos que hay disponibles para guardar el dinero o los objetos que vayamos consiguiendo.

El juego tiene su punto de «estrategia», o más bien de lo que confiamos en nosotros mismos. Cada vez que matamos un enemigo conseguimos monedas que podremos usar en algunas máquinas esparcidas por el escenario para comprar balas, objetos, salud… Si morimos perdemos todo lo que llevemos encima aparte de volver al primer nivel, por lo que hay unos cajeros por ahí para almacenar cosas.

La cosa está en que si almacenas tu dinero, sabes que cuando mueras lo volverás a tener, pero corres el riesgo de que cuando necesites comprar salud no tengas un duro y te quedes tirado. Por otra parte, si vas con todo encima, si mueres por cualquier tontería, ve diciendo adiós a todo. Quizá más que para el dinero, que también, es útil para los objetos que encontramos jugando, como bombas, pociones o un cuchillo.

Viendo que es bien fácil morir, siempre estaremos con la duda sobre el qué hacer, si ir farmeando poco a poco para ir mejor equipado en un futuro intento o intentarlo ahora sin importar las consecuencias.

El juego no parece excesivamente difícil, pero siempre me las he apañado para morir como un primo cuando más fácil parecía. Si vamos con cuidado podemos ir avanzando acabando con los bichos que nos vayan saliendo al paso e ir sin muchos problemas, pero mejor ir precavido.

No voy a negar que en más de una ocasión lo haya cerrado al morir en una partida con mucho progreso (además que me suicidé con una bomba sin querer), pero siempre he vuelto a darle otra oportunidad. Es un juego en el que no hay que entender muchas cosas ni calentarse la cabeza: entras, matas e intentas que no te maten.

Me ha parecido muy divertido a pesar de esa frustración casi constante que tenía encima. No soy el mejor jugador de shooters del mundo, pero oye, sin prisas voy avanzando y me lo paso bien. Es un poco como la relación con Dark Souls: vas a morir, pero lo tienes asumido y lo disfrutas.

Heavy Bullets es una mezcla entre shooter y roguelike bastante interesante. Las balas están contadas, los mapas se general aleatoriamente, si mueres empiezas de cero y la única opción de conseguir guardar algo es en base a la confianza que tengamos en nosotros mismos. Además gráficamente, aunque sencillísimo, es muy resultón.

Quizá sea un poco desesperante a veces, pero ese es también su encanto. Una vez asumes que tu progreso probablemente no sirva para nada, lo disfrutas más.