Cuando el día de Navidad del año pasado hice una lista de dieciséis juegos para este 2016 (con Zelda, iluso de mí), una inclusión obligatoria era Dishonored 2, que justo sale hoy mismo. Las razones para meterlo en una lista de lo más esperado del año eran obvias, así que las ganas de probarlo eran muchas.

Luego lo que se ha podido ir viendo en ferias y eventos es básicamente lo que se esperaba. Más poderes, más sigilo (si queremos) y una continuación de lo que hizo grande a esa primera entrega que llegó sin hacer ruido y se convirtió en uno de los mejores de la generación.

Ahora quizá vuelva a pasar eso de que llegue sin mucho bombo, o al menos es mi sensación. No sé si es por lanzarlo en una época en la que los ojos están en otros juegos o porque la sorpresa ya no es igual, pero en lo que a mí respecta esto tiene prioridad ahora. De hecho estoy a puntito de empezarlo tras haber estado prácticamente sin mirar nada de él para saber cuanto menos posible. Si es la mitad de bueno que el original, bien estará.

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