Suena ridículo, pero me he pasado la mayoría del tiempo de juego de FIFA 2018 pensando, sin parar, en la Revolución Francesa. Es un título extremadamente deportivo, tanto en temática como en ejecución; y, sin embargo, hay algo en esos campos de fútbol que transporta un poco a París. Concretamente, al París de junio de 1789, donde la Asamblea Nacional ante la oposición de la monarquía tuvo que reunirse en un edificio donde los aristócratas acostumbraban a jugar el juego de la pelota. Pelota, FIFA, ¡TOMA YA!.Analizando FIFA 18 desde el punto de vista del rey Luis XVI trato de buscar una nueva forma de entender el fútbol explorando las influencias de los opositores del Antiguo Régimen en los sentimientos y percepciones de aquellos que lo evoquen dentro del rectángulo de juego.Jugadores corriendo por la banda como si fuesen unos pobres plebeyos, porteros inamovibles debajo del travesaño como si de altos nobles se tratasen, el vulgo en la grada soltando consignas e improperios… este sentimiento de clímax histórico hace que el ‘gameplay’ del juego quede en segundo plano dejando paso a una bocanada de cultura que insuflará nuestro córtex cerebral de recuerdos de los libros sobre la Revolución Francesa que todos hemos leído.No puedo hablaros mucho de los controles del juego puesto que prefiero utilizar el modo CPU vs. CPU para analizar la complejidad deportivo-histórica de cada encuentro, un modo que recomiendo encarecidamente.Por su parte no recomiendo nada el modo online, puesto que está lleno de jugadores que debido a sus aires de grandeza sólo piensan en ganar en lugar de disfrutar del juego y no dudarán en utilizar estratagemas para ganarnos una y otra vez como si se creyesen Napoleón Bonaparte.En resumen, FIFA 2018 es un juego por y para amantes de la historia del viejo continente europeo, así como de la capital del amor.

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1 comentario

nmlss · 04/09/2017 a las 17:48

Dividido en mis opiniones me hallo frente a tamaña comparación. Por una parte, como buen amante de la violencia (soy un hombre blanco hetero gamergater) querría emular las hazañas de Bonaparte con el balón. Por otra, como firme defensor de que Hitler Did Nothing Wrong™, no puedo sino sentir repulsión hacia un juego tan claramente enfocado a la revolución francesa.

Cruel destino, sirviéndome esta dicotomía como un plato frío cual venganza (entendiéndose que pedí un plato caliente y me lo sirven frío, ya que de pedir uno frío y haberlo tenido frío, no tendría motivo del que quejarme).

Buen análisis. Send nudes.

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