Wolfenstein: The New Order es un ejemplo de como sí hacer un FPS

En estas pasadas rebajas de Steam por fin di el paso y me compré Wolfenstein: The New Order. Llevaba muchísimo tiempo con el juego en el punto de mira pero nunca me había puesto con él. Además había oído que es una maravilla de juego, pero eso tenía que verlo por mí mismo.

Así que hace unos pocos días me puse manos a la obra y ahora voy a contaros por qué es uno de los mejores FPS que he jugado en muchísimo tiempo.

No voy a ponerme a analizar el juego porque a estas alturas es un poco tontería. El juego salió en mayo de 2014, así que a cualquiera que le interesara mínimamente una de dos: o ya lo ha jugado o lo conoce perfectamente. De lo que voy a hablar es de cómo durante unas doce horas más o menos he vuelto a jugar a un shooter en primera persona como hacía tiempo que no hacía.

The New Order es un juego que, aunque empieza asaltando un castillo en la Segunda Guerra Mundial, se desarrolla en plenos años 60 en un mundo en el que los nazis ganaron la contienda tirando la bomba atómica en Nueva York y ahora son dueños del mundo. Nosotros somos B.J. Blazkowicz, un soldado que tiene un accidente en el asalto y se despierta quince años después, busca a la Resistencia, mata nazis y todo lo que podéis imaginar.

Tampoco me quiero enrollar demasiado con la historia. Somos un soldado puto amo, que mata todo lo que ve, mientras mola. La verdad es que aunque es un armario que no hace más que disparar, al final se le coge cariño al bueno de Blazko.

De lo que quería hablar es del juego en sí. Es un shooter de estos que recuerdan a unos tiempos mejores, unos tiempos en los que los juegos no eran pasillos rectos ni se centraban exclusivamente en la parte multijugador. De hecho, este ni tiene online, sólo una campaña. Bien cojonuda, todo sea dicho.

Aunque sí que es cierto que muchos mapas son de avanzar por un camino, siempre hay algún pequeño atajo, algún recoveco por el que dar la vuelta al escenario y pillar desprevenidos a los enemigos o directamente varios caminos a elegir. De hecho muchas de estas cosas favorecen al jugar en sigilo, que es algo que yo hice por lo agradecido que era. Mira que siendo un shooter loco podría parecer lo contrario, pero que va, jugar sin que te pillaran sí era todo un reto y desde luego bien divertido.

Aunque no nos vamos a engañar, los tiroteos masivos también tienen su gracia, y los hay de todos los colores, sobre todo en la recta final del juego. En esta parte los enemigos ya apenas rondan, simplemente se dedican a esperarte para que empiece la lluvia de balar, también divertidísima. La verdad es que el gunplay, al menos en PC, hace mucho por mejorar el juego. Es divertido, las armas le dan variedad y matar gente tirando cuchillos siempre es un reto. Quizás lo que más me gustó es la opción de poder hacer duales casi cualquier arma. Eliges entre llevar una pistola, o una en cada mano. Un rifle de francotirador, o uno en cada mano. E igual con escopetas, cuchillos y metralletas.

Y el sistema de vida es el de siempre, de ir recogiendo botiquines y armadura, aunque con un pequeño cambio, que es que tu vida se regenera hasta redondear el número. Quiero decir, si te dejan a 87 de vida, subirá a 90 cuando te pongas a descansar, pero ya no más. Aunque al final, al menos en modo Normal, suele haber vida suficiente, en más de un momento las he llegado a pasar putas y he palmado. Pero luego volvía con más ganas de reventar a todo ser viviente.

El juego sabe captar esa esencia de Wolfenstein que quizá se había perdido en anteriores entregas o que directamente llevaba olvidada desde hace ya muchísimo. Sabe cuándo no tomarse en serio, dando lugar a imaginería nazi con robots nazis, perros medio ciborg, super soldados, viajes a la Luna… Todos recordamos a Mecha Hitler y el poco o nulo sentido que tenía, y así lo han hecho también Machine Games, acertando de pleno.

Aquí también tenemos robots gigantes, enemigos con cañones, super soldados que son prácticamente tanques con patas y todo lo que cabría esperar, aunque también una historia interesante con un buen desarrollo. No se va a llevar ningún premio al mejor guión, pero la trama desde que Blazko despierta hasta que termina el juego es variada, pasando por un montón de localizaciones y una excusa perfecta para seguir avanzando.

Los secundarios también hacen mucho por hacer grande al título, desde compañeros hasta los propios enemigos. Al final se monta un elenco de personajes cada uno con una historia detrás y a los que vamos a ir conociendo poco a poco según jugamos. Cada uno tiene sus motivaciones detrás y tenemos momentos de descanso en los que hablar con el resto y conocerles más a fondo, algo que no suele ser habitual en juegos así.

Sin duda yo creo que Wolfenstein: The New Order me encantó por ser algo diferente a lo que te sueles encontrar, y por ser algo bien hecho, claro está. El diseño de niveles, sin llegar a los laberintos que se hacían en los 90, se sale de la norma para hacer un camino más intrincado y con más secretos, y el propio desarrollo de la campaña tiene un cuidado que no se suele ver en otros lados.

Un año más tarde salió Wolfenstein: The Old Blood, que es una expansión que hace de precuela. No lo he jugado todavía, pero lo haré, porque The New Order me ha dejado con muy buen sabor de boca. Si no me equivoco, Machine Games están ahora con un nuevo Wolfenstein, cosa que también me alegra. Quizá me hubiera gustado más que se pusieran con Quake o incluso Doom, porque mi confianza en id Software no es que esté en máximos, precisamente, pero esperaré con ganas lo que quieran lanzar.