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Desde que se fundó Undead Lab estuve siguiendo sus dos proyectos iniciales, pero por una razón u otra no había tenido la oportunidad de probar State of Decay hasta que han lanzado la State of Decay: Year One Survival Edition en Xbox One, así que las ganas eran muchas. Voy a contaros porqué ha conseguido aguantar el hype.

State of Decay es un juego de supervivencia zombie en un mundo persistente. Esto quiere decir que tendremos que ir explorando para conseguir recursos, y que los recursos que hayamos saqueado no reaparecerán. Aunque eso puede parecer duro, lo cierto es que no lo es en absoluto ya que faltan muchos de los elementos típicos de supervivencia como la necesidad de beber o alimentarse (que sólo se hace para recuperar vida), además de no tener batería para la linterna ni necesidad de combustible para los coches. Sí que tiene otros como la fatiga, que las armas se rompan o vigilar el peso que llevamos encima, así que es una experiencia ideal para introducirse al género.

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Además del personaje con el que empezamos, tendremos que ir manteniendo una comunidad de supervivientes. Podemos cambiar el control de uno a otro para que vayan descansados, y podemos solicitar que nos acompañen si necesitamos ayuda. Cuando encontremos un lugar que sirva como campamento base podemos instalarnos ahí y empezar a recolectar recursos para fabricar torres de protección, más barracones o un huerto que proporcione alimento. Realmente el juego gira en torno a esta comunidad de inútiles y llorones, que abandonan la base de vez en cuando para que tengas que ir a rescatarles o les entra morriña y bajan la moral del grupo. Aunque te acabas acostumbrando y dejas de darle importancia, al principio resultan muy agobiantes las constantes interrupciones por radio que abren misiones secundarias, que por cierto son excesivamente repetitivas, como ir a buscar uno de los cuatro zombies especiales (con armadura, gordacos…) o acabar con los que haya en una zona.

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Lo interesante es que cada superviviente es único, con sus destrezas, habilidades o profesiones distintas. Si quieres tener un campamento médico necesitas a alguien que sepa de medicina, y si tu cocinero está en apuros deja todo lo demás y ve a rescatarle si no quieres que muera. Porque en State of Decay las muertes son permanentes y realmente dolorosas cuando eran tus personajes principales.

Debemos tener en cuenta que el mundo del juego sigue activo aunque hayamos apagado la consola. El lado positivo de esto es que algunas acciones requieren un tiempo real para completarse, el lado divertido es que algunas misiones secundarias tienen un límite de tiempo y podemos fracasar. Esto le añade un punto de agobio bastante agradable, y aunque realmente no tenemos que preocuparnos demasiado si estamos varios días sin jugar, si que es conveniente no dejar misiones de rescate abiertas. Y hablando del mundo del juego, lo mejor es que podemos ir a cualquier sitio y entrar en todas las casas que veamos al momento, sin más tiempos de carga que el (laaaargo) inicial.

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Siendo un port de un juego de 360 para la siguiente generación, hay que reconocer que se han tocado los huevos a dos manos. Gráficamente no es ningún portento ni para los estándares de los sandbox y aún así sufre unas ralentizaciones lamentables, sobretodo cuando vamos en coche. Tampoco está exento de sus buenos glitchs, como zombies por debajo del suelo que solo asoman la cabecita.

Lo que más se echa en falta es el modo cooperativo, que hubiese sido un buen broche de oro para esta edición. El otro juego en que Undead Labs está trabajando, Class4 (State of Decay se llamaba Class3), si que será multijugador, pero eso no debería ser excusa porque este parece estar perfectamente preparado para ello y lo pide a gritos.

Además del State of Decay original, esta edición incluye sus dos expansiones Breakdown y Lifeline, que se juegan en partidas diferentes. Por no alargar demasiado el texto las explico brevemente: Breakdown es un modo infinito y mucho más libre donde la dificultad va en aumento, mientras que Lifeline es otra campaña pero desde el punto de vista del ejercito. Esto hace que tengamos zombies hasta hartarnos.

State of Decay Year-One survival edition es una maravilla que te atrapa con su profundidad y no te suelta gracias a su buena cantidad de contenido. Tiene sus pegas técnicas injustificables en un port a la siguiente generación, pero no por ello es menos disfrutable.

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Categorías: Análisis

4 comentarios

Topofarmer · 13/05/2015 a las 17:59

WTF. Te juro que con ese logo había pensado toda mi vida que era un juego de nazis :derp: :derp: :derp: :derp: :derp:

Eso sí, suena muy bien todo. Jugaste al How to Survive? Es similar?

NeoDrakko · 13/05/2015 a las 18:08

@Topofarmer
Ains, iba a enlazar al análisis que hice del How to Survive en la parte de supervivencia D:
Por ejemplo en HtS si que tienes que estar bebiendo agua, cuando se hace de noche se hace todo mucho más chungo (aquí también sube la dificultad, pero muy poquito), hay algo de crafteo y si que tiene cooperativo local y online.
Pero SOD es muchísimo mejor en prácticamente todo; en mapeado, en cosas que hacer, en objetos… Es un juegazo, la versión normal suelen ponerla muy baratita en Steam y en PC no creo que haya mucha diferencia técnica entre versiones.

Topofarmer · 13/05/2015 a las 18:11

Pues lo pillaré en pesera, porque veo que no está en PS4.

Clay · 14/05/2015 a las 12:53

Yo jugué al original en PC, y el juego una pasada, pero técnicamente es lamentable: mal rendimiento, malos colores, fallos gráficos… Mejor optar claramente por la versión esta One Year aunque sea más cara.

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