Análisis FAST Racing Neo (Wii U)

Hoy por fin llega a la eShop de Wii U FAST Racing Neo. Han sido muchos los retrasos pero por fin vuelven unas carreras futuristas que nunca debieron irse. Y ha estado muy bien esta vuelta a la hipervelocidad.

Si por algo son conocidos los chicos de Shin’en es porque saben hacer magia con el hardware. Nano Assault Neo, de salida en Wii U ya lo demostraba. También su port a 3DS e incluso el FAST Racing League original, en el que a pesar de las limitaciones de Wii y, sobre todo, WiiWare consiguieron sacar oro.

Pero todos estos esfuerzos quedan eclipsados por lo que han hecho en FAST Racing Neo. Ya lo habréis visto en vídeos, pero jugarlo en directo impresiona mucho más. Es rápido, muy rápido, y se mueve como la seda. Es sin duda el juego digital con mejor apartado técnico de la eShop y puede hablarle de tú a tú a la mayoría de juegos retail. Y lo más impresionante de todo es que está hecho entre, literalmente, cuatro personas.

Pero claro, no sólo de gráficos vive el juego, y por suerte es capaz de ofrecer un reto a la altura que pocos van a conseguir superar. Porque ya os lo adelanto: el juego es difícil como él solo.

El juego usa la fórmula clásica de carreras futuristas, con escenarios en los que ir a todo trapo, acelerando con la A y usando los gatillos para inclinar la nave, pero añadiendo una mecánica de fases de color similar a la de Ikaruga. Por el escenario hay zonas de boost y de saltos de color naranja o azul, y debemos cambiar el aura de la nave para poder aprovecharlos. Si no lo hacemos nos penaliza frenándonos. Ya os cuento luego de las penalizaciones, porque el juego es implacable.

Este andar cambiando de fase una y otra vez puede parecer un lío, pero una vez te acostumbras (es simplemente tocar un botón) es bastante natural. Además terminas aprendiéndote los circuitos y sabes dónde cambiar de color inconscientemente.

No hay armas, pero sí podemos golpear a otras naves cuando tengamos turbo para putearlas un poco. O más bien al revés, porque la IA no tiene ninguna compasión, ni siquiera en el modo de dificultad más bajo. Lo que sí hay son unos cuantos atajos en los circuitos, o ramificaciones en las que debemos elegir por dónde tirar. Esto se suele traducir en un camino con zonas de boost por un lado y otro con bolas de luz (que hacen que acumules turbo para usarlo cuando quieras). Son 16 circuitos, más que suficientes viendo el juego que es.

De lo que más quería hablar es de la dificultad, porque realmente me ha sorprendido. Nada más empezar a jugar sólo podemos ir al nivel más fácil y lento, y quedamos en el podio de los cuatro torneos (de cuatro carreras cada uno) nos dejan avanzar al siguiente modo de juego. Podría esperarse que empezara poco a poco, pero todo lo contrario.

Desde el primer instante las naves rivales no te dan ningún respiro. Te empujan, te roban los turbos, te adelantan en las rectas… Te hacen la vida imposible, básicamente. Y aunque me parece genial que el juego no te tome por tonto, puedo entender que más de uno se frustre, porque no te dejan pasar ni una.

Porque además no sólo están las otras naves yendo a matar, es que si la cagas tú y te sales del circuito o te chocas contra un obstáculo lo más normal es que aparezcas bastante detrás del accidente, por lo que no es raro pasar de primero a último en un choque. A veces me daban ganas de tirar el mando por la ventana, no lo vamos a negar.

Pero bueno, todo esto queda como carreras para niños pequeños en comparación con el Hero Mode. Ese es el modo en el que todo deja de tener sentido y lloras desconsoladamente. Aquí la barra de turbo hace también de escudo, y si la gastas, pierdes la partida. Si te chocas, pierdes la partida. Si no ganas siempre, pierdes la partida. Todo esto en Hypersonic Speed, que es el nivel más rápido y difícil. Lo dicho, es sólo apto para masocas. Pero a la vez está genial tener un reto así.

Y sobre el plano técnico poca cosa que no haya comentado ya o que no sea evidente. El juego es una auténtica locura en este apartado y se pone inmediatamente entre los mejores de la consola. Va como la seda y la sensación de velocidad al usar el turbo es una pasada.

Algunos escenarios incluso tiene efectos atmosféricos y de luces que le sientan fenomenal, y en general la estética, aunque no destaque por ser algo nuevo o rompedor, cumple más que de sobra. Quizá se pueda echar un poco en falta algo más de originalidad o de carácter en el juego, pero no es algo que me quite el sueño.

El online también va bastante bien. Hay que decir que yo he estado jugado antes de la salida, por lo que me costaba encontrar gente, pero ahora que ha salido imagino que será bastante más fácil. No hay lag, no hay tirones y todo funciona como debería.

La música que acompaña al juego es la típica música electrónica que suele acompañar a los juegos de Shin’en y, lo mejor, la voz del narrador es la de Jack Merluzzi, la voz de F-Zero. Es una chorradilla, pero joder, mola.

FAST Racing Neo es toda una lección de cómo hacer mucho con poco. Sin apenas gente se ha conseguido hacer un juego que recuerda a lo mejor del género, con unos gráficos de infarto y que ofrece un reto que pocos van a poder superar. Quizá ese sea su mayor problema, o su mayor virtud, según quien lo mire. Es un juego que los más fanáticos van a agradecer, y más conociendo la sequía en el género.

Desde luego yo le tenía unas ganas tremendas y ha cumplido con creces. Directo a lo mejor del año.