Análisis Rise of the Tomb Raider (PC)

Rise of the Tomb Raider se sitúa un año después de Tomb Raider. Tras haber explorado el misterio de los Yamatai esta vez buscamos en Siria pistas sobre la tumba del profeta de Constantinopla. Esta pequeña introducción nos sirve para hacernos otra vez al juego antes de empezar ya en serio, en Siberia.

Una organización llamada Trinity está buscando lo mismo que tú, que viene a ser una fuente divina que concede la inmortalidad. El resto os podréis imaginar cómo sigue, sobre todo si jugasteis ya al reboot de 2013.

Lo que tiene esta nueva entrega es que Lara es un personaje ya hecho. En el anterior juego veíamos cómo Lara pasaba de ser una chavala a ser una superviviente que tenía que hacer lo que fuera para vivir, pero aquí no es necesaria esa transformación. Ya no tiene esos momentos de debilidad, sino que se centra mucho más en la acción. Quizá el personaje ahora sea un poco menos profundo, pero eso no tiene por qué ser necesariamente malo. No viene mal una historia sencilla para dar pie a un buen gameplay.

Lo bueno de haber escogido una localización como Siberia es que el juego se luce muchísimo con nieve. Los escenarios nevados lo tienen fácil para tener ese plus que te deja con la boca abierta, pero es que lo que trae Rise of the Tomb Raider es para quitarse el sombrero. Desde algo obvio como dejar tu rastro por la nieve hasta detalles tan geniales como que los copos se vayan acumulando en tu piel y ropa, todo funciona para llegar a un nivel visual que no se ve todos los días.

Y no sólo aquí se luce el juego. Es cierto que sí que es uno de esos juegos que piden una buena máquina para moverlo fluido a 60fps, pero es que todo lo que necesita está más que justificado cuando ves lo que es capaz de mostrar por pantalla. Aparte que los escenarios del juego, sobre todo los exteriores, son bastante impresionantes, sobre todo por la escala.

Por cierto, hay que hacer mención especial a las animaciones del juego, tanto las del movimiento de Lara como las faciales. Sobre las primeras leí que Crystal Dynamics había implementado un sistema que mezclaba animaciones para que siempre tuviera una buena respuesta en cualquier situación. No sé hasta qué punto será cierto, pero la verdad es que Lara hace movimientos para todo y siempre quedan bien. Sobre las animaciones faciales, me quito el sombrero de nuevo. Los planos cortos cuando habla Lara en las escenas de diálogos son increíbles. Yo por lo menos no había visto algo así nunca.

En general el juego a nivel técnico es una pasada. Desde Lara en todas sus facetas (modelado, animaciones, pelo…) hasta los escenarios, todo raya a un nivel altísimo. Obviamente ella está a un nivel superior del resto de personajes del juego, pero los demás no están mal tampoco, aunque sí un peldaño por debajo. Además con la versión PC tenemos la opción de jugar a 60 frames por segundo, que queráis que no, hace que el juego sea otra cosa.

Yéndonos ya a lo jugable, Rise of the Tomb Raider coge las bases que sentó Tomb Raider y sigue por el mismo camino, aunque ampliando algunas cosas. Sigue alternando los escenarios lineales con los abiertos, con más abundancia de estos últimos que en la pasada entrega. Aprovecha estos mapas para llenarlos de desafíos, secretos que encontrar, materiales para recoger y animales para cazar. Incluso tenemos alguna que otra misioncilla secundaria, aunque nada demasiado currado.

Siguen habiendo cuevas más o menos escondidas que nos van a llevar a pequeños desafíos en forma de puzzle con una recompensa al final, para recordar que esto, aunque haya cambiado mucho, sigue siendo Tomb Raider. Estas grutas son el contrapunto a un juego que ha tomado el camino de la acción sobre la exploración y que no parece que vaya a volver. Pero eso sí, emoción no le falta, porque siempre está pasando algo.

Pero aun así, aunque el juego apueste más que nunca por acción en todo momento, cuando más lo he disfrutado es cuando he podido ir en sigilo. De hecho me he pasado casi todo el juego con el arco, sigilo y letal en la cabeza. Quitando los momentos en los que el juego te medio obliga a usar un rifle, usar un arco es la mejor opción para darle un plus de obligarte a disparar a la cabeza para que nadie alce la voz.

Y si antes comentaba que los escenarios hacían que este título fuera espectacular, también tienen la culpa de ello las escenas scriptadas. Ya sea escalando una pared o pasando por una cornisa, cuando se empieza a resquebrajar todo a nuestro alrededor o cuando nos vemos obligados a saltar para no caer en el vacío es cuando realmente vemos el potencial del juego a la hora de crear escenas.

La saga estaba estancada y en caída libre hasta que cambió totalmente, y esto es una confirmación del nuevo Tomb Raider. Mezcla un poco de exploración con mucho de acción y da lugar a un juego bastante completo y sobretodo divertido.

Son muchas las razones por las que merece la pena jugar a Rise of the Tomb Raider. Desde lo potente que es técnicamente hasta lo emocionante y espectacular que puede llegar a ser, no te deja parado en casi ningún momento, porque siempre hay algo que hacer. No te urge, pero tampoco deja que te distraigas y te pierdas por mil razones como otros juegos con escenarios abiertos. Mantiene el equilibrio la mayor parte del juego, hasta que al final se centra en avanzar, derrotar enemigos y seguir avanzando, y es cuando más espectacular es también.

Esta vez no hay multijugador, ni falta que hace, y se sustituye por unos desafíos, en los que se puede gastar unas cartas que nos van dando (o que podemos comprar) durante el juego y que mejoran nuestros atributos o lo hacen más difícil. Es una manera de alargar el juego pero que está lejos de ser el foco de atención. La campaña ya es lo suficientemente atractiva como para no necesitar este extra.

Aunque ya no sorprende, Rise of the Tomb Raider ha sabido coger lo que hizo triunfar al reboot de la saga y lo ha mejorado en todos sus aspectos. Técnicamente es una pasada y a nivel jugable es muy divertido. Es cierto que la exploración quizá queda en un segundo plano, aunque eso es algo que ya todos esperábamos. Aun así, las tumbas opcionales son una distracción más que buena, de entre tanta acción y disparos.

Ni revoluciona el género ni vuelve a los orígenes, más bien al contrario, pero esta nueva entrega sí sube el listón en otros campos. Es espectacular como él sólo y tiene infinidad de pequeños detalles que ayudan a que sea un juego más grande.

Lo mismo, pero a 30 FPS.

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