Uno de los juegos que más me llamaban la atención del catálogo de lanzamiento de Vita era Escape Plan, un juego descargable con una estética y planteamientos un poco especiales.

Ayer lo terminé y es hora de contar lo que pienso de él. Por cierto, las imágenes del análisis son capturas mías que he sacado directamente del juego, pinchad para ampliar.

La historia nos sitúa en una especie de prisión, de la que Lil y Laarg, los dos protagonistas del juego, tendrán que escapar. Todo mientras sorteamos las trampas que hay en cada nivel, claro.

Iremos recorriendo varios «mundos», como la prisión, basurero o taller, que apenas diferenciaremos, ya que estéticamente son muy similares. Lo único que diferencia unos de otros, más o menos, es la clase de trampas típicas de cada zona.

Para ponernos las cosas más difíciles, en cada nivel podremos morir de varias maneras, ya sea porque los enemigos nos disparan o, lo más normal, por trampas en el escenario. Pero no es esto lo que hace que el juego tenga un mínimo de dificulad (tampoco mucha).

La mayor complicación del juego son sus controles, completamente táctiles, ya que para lo único que se usan los botones es para mover la cámara con los joysticks. También es el mayor error del juego a mi parecer.

Las acciones que indicamos no siempre responden como esperaríamos, muriendo innecesariamente en varias ocasiones. Esto sumado a que los personajes son lentos en reaccionar y más lentos en moverse, hacen un coctel mortal del que es complicado escapar.

Tampoco el diseño de niveles ayuda, ya que en algún escenario tenemos que pulsar en un montón de sitios a la vez, y teniendo en cuenta las dimensiones de la consola, sujetarla y pulsar en cuatro o cinco sitios a la vez es todo un reto.

Eso cuando no tenemos que pulsar en sitios concretos del trackpad trasero para activar plataformas o empujar objetos, ya que ahí la precisión es casi nula. Al menos hay un puntero para saber dónde tocamos y más o menos nos podemos guiar con ello.

La estética del juego, todo en blanco y negro, es uno de los elementos más característicos del juego. Habrá a quien le guste más y a quien le guste menos, pero lo que está claro es que es una apuesta diferente de lo que normalemente podemos ver.

También es curiosa la música, ya que no hay más voces que un par de murmuros sin significado de los personajes. Lo que iremos oyendo durante las partidas es música clásica o música de principios de siglo. Tanto la estética como la música intentan imitar a una película clásica en blanco y negro, ya que hasta oiremos risas enlatadas de vez en cuando.

Lo único malo que veo en esto es que los niveles se terminan pareciendo mucho los unos a los otros. Si bien están dispuestos de diferente manera, son demasiado similares entre sí.

Los puzzles, no nos engañemos, no tienen ninguna dificultad. Quitando en dos o tres casos contados (y si llega), con echar un simple vistazo al nivel ya sabremos exactamente qué hay que hacer para resolverlo.

El problema está en hacerlo, por el tema de control y el «timing». Tendremos que ser precisos a la hora de elegir el momento de movernos, porque entre la velocidad de reacción y la de movimiento, nos moriremos varias veces sin apenas poder remediarlo. Además al llegar a un nuevo lugar ya habremos realizado alguna secuencia similar, por lo que el factor sorpresa se esfuma.

Es un juego bastante corto, que no supone ningún desafío y que deja poco espacio a rejugarlo, ya que si es fácil y sencillo la primera vuelta, volverlo a pasar sería un paseo sin ningún tipo de reto.

Escape Plan es un juego que pretende ser un ejemplo de cómo usar las posibilidades de control de la consola, pero que se ha convertido en un ejemplo de cómo no hacer un juego usando las posibilidades de Vita.

Se echa en falta una sensación de «tener el control» (nunca mejor dicho) más que el ver cómo se mueven los personajes cuando les hemos indicado qué hacer, esperando que respondan como queramos. Eso además de la nula dificultad y la lentitud en todo de los protagonistas.

Eso sí, tanto la estética como el sonido y música son dos apuestas innovadoras que se agradecen, imitando a una película de los años 20. Y a los personajes, aunque feos con avaricia, se les termina cogiendo cariño, sobre todo con el final de la historia.

5.5

Categorías: Análisis

1 comentario

raterfull · 28/02/2012 a las 21:30

Pues vaya, pensaba que iba a ser mejor

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