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La andadura de Monolith Soft y Nintendo comenzó hace unos ocho años. De esa unión salieron juegos como Disaster: Day of Crisis o Soma Bringer y colaboraciones en otros como Smash Bros Brawl. Pero cuando realmente explotó el estudio fue con Xenoblade Chronicles, un juego de Wii que se convirtió en uno de los mejores RPGs de su generación.

Ahora Monolith Soft vuelve con Xenoblade Chronicles X, una nueva entrega en la saga que cambia bastantes cosas y aun así ha sabido mantener el nivel y ya de paso dar una lección de cómo hacer un mundo abierto. Vamos a hablar de ello.

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Podría haber hecho este análisis hace dos semanas, cuando salió el juego, porque ya llevaba unos días jugándolo. Podría haberme dado prisa, haberlo tenido antes y supongo que ganar algo de visibilidad, pero no habría sido lo mismo. Ni hubiese llevado más de cincuenta horas, ni hubiese llegado a tener el Skell ni nada de nada.

Porque Xenoblade X (nos ahorramos el Chronicles) es un juego para tomarse con calma. No creo que empiece lento pero sí que hay que tomarse un tiempo para comprender cómo funciona. Puede que sea porque últimamente estamos acostumbrados a que los juegos sean cada vez más simplones y XCX nos da un golpe de complejidad que no esperamos, o puede que sea porque realmente sí que hay tantas cosas de las que estar atento que hay que ir poco a poco. El caso es que necesita un aprendizaje.

No quiero decir que el principio sea aburrido o tenga mil tutoriales, porque tampoco es así. Nos despertamos con amnesia en mitad de un claro y tenemos que llegar a Nueva Los Ángeles matando nuestros primeros monstruos y ya de paso aprender cómo funciona el sistema de artes. Vamos viendo lo que nos va a esperar durante las próximas horas (bichos enormes campando a sus anchas y escenarios con mil recovecos) y nos preparamos para la aventura del año.

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Una vez nos hemos asentado, hemos conocido a los que serán nuestros compañeros durante el viaje y hemos puesto todo a punto nos lanzamos a explorar un mundo que no parece tener fin. Pocas veces he sentido esa sensación de grandeza al ver un horizonte infinito y saber que podemos ir a cualquier lado. Es algo que parece más propio de un MMORPG pero embutido en un juego para un jugador.

Una de las cosas más llamativas es que nadie te dice nada, sino que eres tú quien se va montando la historia. Hay misiones, claro, con sus objetivos marcados esperando que vayas a un punto concreto para avanzar, pero eres libre de explorar a tus anchas. Si quieres puedes irte directamente a otros continentes nada más empezar el juego, nadie te lo va a impedir. Eso sí, atenten a las consecuencias y a los enemigos que te van a machacar sólo con mirarte.

Esto último es otra de las características que hacen grande al juego, el que sea un mundo con sentido. Tiene una cierta progresión, eso es obvio, pero aunque vayas a una zona que en teoría es de tu nivel no es extraño ver enemigos que te doblan el nivel y contra los que no tienes nada que hacer. Se juntan por zonas de rango similar, pero dos zonas contiguas pueden ser como el día y la noche.

Más allá de los robotos gigantes y los personajes con ojos horribles, el gran protagonista del juego es Mira, el planeta en el que se desarrolla. Es grande, es variado, es complejo y un lugar que puede ser tan bello como peligroso. El problema que suelen tener mundos así es que es un suplicio movernos por ellos, pero por suerte en esta ocasión se ha implementado uno de los mejores sistemas de viaje rápido que hay y nos ahorramos perder tiempo andando de un lado a otro.

Lo mejor de todo es que se consigue mover todo esto sin ningún tipo de caídas de frames criminales y sin bugs. Los tiempos de carga, quitando el inicial, son además casi inexistentes (al menos en la versión digital). Me río de los que decían que era imposible hacer un mundo abierto sin que todo se rompa cada cuatro pasos.

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El sistema de combate os sonará a los que jugasteis a la entrega de Wii. Tenemos una serie de Artes, que son ataques especiales, que podemos lanzar cuando creamos oportuno para tanto quitar más vida como para conseguir mejoras temporales y subidas de estadísticas. Tienen un cooldown, así que mientras se recargan vamos atacando con ataques básicos con el arma melée o con el arma a distancia.

Es una mezcla entre el combate clásico de toda la vida con un action-RPG que resulta ser bastante manejable al final. Además los ataques no funcionan sólo si golpeamos físicamente, sino con lanzarlos ya vale. Para que os hagáis una idea, es algo similar a, otra vez, lo que pasa en los MMORPG. Y eso es algo que siempre me ha gustado y en lo que he gastado la mitad de mi vida.

Estas Artes se pueden mejorar o desbloquear según vamos subiendo de nivel en nuestra clase. Tenemos un árbol de clases en el que avanzar y poder cambiar de «oficio», lo que significa cambiar el tipo de armas que usamos y los ataques que tenemos, lo que, de nuevo, añade complejidad la juego. Lo bueno es que si no nos gusta una clase podemos cambiar a otra en cualquier momento.

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Realmente de la complejidad del juego podría estar horas hablando, porque parece no tener fin. Ya no son sólo las Artes, es elegir un montón de equipamiento que cambia las estadísticas, es elegir el mejor arma y los ataques para conseguir una buena sinergia con el grupo, es financiar a distintos fabricantes de equipamiento para conseguir nuevas piezas…

Hay una cosa llamada Voces del Alma que básicamente es elegir qué frases va a gritar tu personaje en distintas situaciones (como cuando inicia una batalla, cuando le queda poca vida, cuando el enemigo está con stun…) y que nos dan distintos tipos de mejoras temporales. Una auténtica locura en la que sumergirse si se quiere cuidar hasta el último detalle.

Y por cierto, ahora que hablaba del equipamiento. Xenoblade X tiene la solución perfecta al llevar el equipo que nos de mejores estadísticas y a la vez no parecer idiota llevando ropa que no pega nada: podemos equiparnos un objeto y ponernos como ropa otro. Así, el que hace de ropa no cambia estadísticas pero es el que se ve, y en la capa de abajo está lo que realmente toca los atributos. Una solución elegante y efectiva.

Sobre este tema de complejidad del que hablaba podría decir mucho más, pero croe que es mejor que cada uno lo vaya descubriendo poco a poco. Lo bueno es que aunque desde fuera parece muy abrumador y que va a necesitar horas para entenderlo, se termina aprendiendo de forma natural según jugamos. El juego nos va introduciendo estos elementos poco a poco y la progresión va sin ningún tipo de complicación.

Una vez desbloqueamos los Skells, que es como se llaman los robotos gigantes, a eso de las 30-40 horas de juego el juego gana muchísimos enteros. No porque cambie demasiado, porque no lo hace, sino porque la libertad que teníamos antes se hace aún mayor, pudiendo ir a los sitios más rápido y llegando a sitios que antes no llegábamos. Por supuesto, las opciones de personalización en los robots también son enormes y podemos tirarnos horas eligiendo piezas si queremos.

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Entonces, resumiendo, tenemos un RPG de los de verdad, con un mundo enorme para explorar, cientos de objetivos y misiones y robots gigantes. A priori todo parece mejor que en la entrega anterior, y a mi parecer lo es, exceptuando una cosa: el argumento. Y quizá la música, pero eso es cuestión de gustos, porque en ambos juegos es sobresaliente.

La historia de Xenoblade X cuenta cómo los humanos han tenido que abandonar la Tierra y llegan a Mira, donde intentan colonizarla cuando se encuentran con los alienígenas que ya destruyeron nuestro planeta. Es una historia normal con algún que otro giro de guión bastante sorprendente (pero que a la vez explica muchas cosas), pero el propio tipo de juego impide que sea una historia tan concentrada como antes.

Al ser un mundo abierto y no haber una urgencia el guión tiene que ir más calmado y todo ser más disperso. Una vez iniciamos una misión principal sí que avanzamos en la historia y sólo en ella, pero de mientras podemos hacer lo que nos de la gana, así que no tiene tampoco sentido que la trama dijera lo contrario.

¿Es un paso atrás con respecto a Xenoblade? Pues sí, pero también éste fue un paso atrás con respecto a Xenosaga o Xenogears. ¿Importa? En absoluto, porque el juego sabe paliar este «problema» ofreciendo más y mejor en todos los demás campos.

Podría seguir hablando sin parar de Xenoblade Chronicles X, al igual que he estado jugando decenas de horas sin cansarme ni toparme con la temida repetitividad, pero es mejor descubrir por uno mismo de lo que es capaz el juego. Lo que te plantea es un mundo enorme en el que descubrir algo nuevo en cada paso, un sistema de combate divertido, un nivel de complejidad enorme pero a la vez accesible y con una buena curva de dificultad y, por supuesto, robots gigantes, que eso siempre da puntos. Y sin bugs ni historias, algo impensable hoy en día.

No me cortaría diciendo que no es ya sólo el mejor juego del año, sino el mejor de la generación. Hacía mucho tiempo que no me encontraba con un juego de esta envergadura y que supiera mantener un nivel tan alto durante tantísimas horas, pero Tetsuya Takahashi ha vuelto a hacerlo. Nintendo tiene suerte de tener a un genio así en la plantilla, y nosotros de poder disfrutarlo.

Se me ocurren pocas cosas que criticarle a Xenoblade X. Puede que el editor de personajes, porque hagas lo que hagas, salen feos, pero es que es algo tan nimio que ni merece la pena comentarlo. Desde luego si os gustan los JRPGs es ahora mismo la referencia a seguir.

10

Categorías: Análisis

7 comentarios

Dunkelheit · 19/12/2015 a las 19:35

BALLA PUTA MIERDA DE JUEGO, LO DIVERTIDO DE LOS SANDBOKS SON LOS BUKS!! Si es que no teneis ni puta idea…

PD: Es coña, por favor. A ver quien tiene cojones de sacarse el 100% de este juego, que puta cantidad de cosas para hacer, es increible en todos los aspectos. Y la cantidad de veces que te tienes que parar a admirar paisajes… Es increible.

Por otro lado, me gusta mucho la apuesta de pequeñas minihistorias en la que cada habitante (con nombre) tiene alguna historia, lo viva que parece la sociedad por las acciones de algunas personas… (se me pasa por la cabeza las historias del amigo de Lao, el hijoputa de Alex, la historia de Lara Nara el transexual, la de la iglesia…) Esperaba mucho pero es que aún asi, me ha sorprendido.

malditostuntman · 20/12/2015 a las 11:45

Curiosamente no has hablado nada del multijugador, que yo apenas he jugado e igual me enteraba como funciona. De lo que sí me he enterado es que puedes ponerte un equipamineto como ropa y otro para las stats, no tenia ni idea xD

Como dice Dunkelheit, las misiones secundarias y de afinidad son totalmente geniales waoo)

TruenoOscuro · 20/12/2015 a las 11:53

@malditostuntman
Es que como casi todo en el juego, está escondido. :yaya: En el menú del equipo de campo, si le das a la X, hay una opción para cambiar ropa. Aunque creo que en esta ocasión no te lo explican porque en la versión japonesa, lo de la ropa se desbloquea cuando te pasas la historia, y ahí te salía la ventana diciéndotelo.

Topofarmer · 20/12/2015 a las 22:43

@Dunkelheit
Cierto. Las misiones de fulanos random son geniales, y la de la Iglesia y el agua envenenada mola mucho xD

@malditostuntman
El online pasivo está bien, pero no le hago mucho caso. Si veo un bicho con la S encima lo mato, pero paso de ir buscándolo a propósito.

El online activo lo he usado un par de veces para rushear a gente xD

JhonC · 21/12/2015 a las 0:05

Coño, que bonito Topo. Estoy deseando jugarlo ^^

Zickma · 21/12/2015 a las 7:17

Por ahi andan diciendo que el argumento no es que sea malo sino que esta «incompleto» asi como si fuera un Xenosaga I

De verdad espero que tengan planedo seguirle

10/10 based Topo :golfclap:

Topofarmer · 21/12/2015 a las 10:59

@Zickma
Takahashi ha dicho que el próximo juego será algo diferente, y más centrado en la historia, así que no creo que sigan tirando por aquí. A ver qué hacen.

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