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Siguiendo con mi más que intermitente línea de impresiones de juegos que vi en la Gamescom, hoy toca uno de los más esperados de este año, y otro del que viene: Dishonored 2 y Prey. Es curioso porque además estos dos juegos los hace Arkane Studios, aunque no el mismo equipo. Aun así, comparten infinitas similitudes, para bien o para mal.

Y como sé que os gustan ambos juegos porque no sois jugones de verdad, vamos a hablar de ellos.

Voy a empezar por Dishonored 2 y lo voy a despachar rápido, porque se ha visto ya muchísimo gameplay del juego. De hecho sobre estas líneas tenéis una pequeña parte de la demo de la Gamescom. Pensaba que en algún lugar habría una versión completa del gameplay, pero no consigo encontrarlo.

Desde Bethesda hacían mucho hincapié en el uso de los poderes, como estos que habéis visto de convertirse en una sombra o de «conectar» los cerebros de la gente para matar a varios de golpe. Para mí la gracia está en pasarse el juego en sigilo, así que el uso de estas habilidades para esconderse o para terminar con los enemigos cuanto antes vienen al pelo.

Lo que me parece una pena es que no se vean más zonas, porque eran las que más interesantes me parecieron. Más allá de colarse y matar a la gente sin que se dé cuenta, enseñaron la huida tras haberse pegado con los robotos estos del final del tráiler. Tocaba correr e ir activando palancas para abrir nuevos caminos, y era espectacular. El cómo se movían todas las partes del escenario, con los engranajes dando vueltas, tablones subiendo y bajando para revelar puertas… Chulísimo todo. Y llevaba a dejarte un poco embobado mirando el movimiento, aun a sabiendas de que tocaba correr.

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La razón por la que quería terminar con esto rápido, y lo voy a hacer sin apenas haber hablado nada (preguntad si queréis), es porque el juego está a la vuelta de la esquina y en la Gamescom no enseñaron casi nada nuevo. Podría hablaros de cómo van las mecánicas, los escenarios, el gameplay en general, pero es que parece un calco del primero. Y no es algo malo, al contrario. En Arkane han cogido lo que hizo al primero un exitazo y lo han subido de tuercas.

¿Podrían haberse ido un poco más por la tangente y haber cambiado más el juego? Pues sí, pero creo que nadie queríamos eso. Me parece que añade mecánicas nuevas y expande lo visto en la entrega anterior, con lo cual todo bien.

Vamos ahora con Prey, uno de los que más me sorprendió de toda la feria. Y lo hizo porque básicamente llegaba sin apenas saber nada del título, así que fue como un shock en cuanto lo vi. De nuevo el gameplay está recortado, aunque aquí sí que tengo más que contar.

Lo primero es lo que salta más a la vista: en algunas ocasiones llegué a pensar que era un Dishonored en el espacio. No sé cuánto quedará del Prey original en este reboot, pero es lo que hay. Un cambio a algo más cercano al estudio y que se ha demostrado que funciona.

Comento esto por el tema de uso de poderes o de habilidades de las armas. Pero es curioso cómo lo usan en esta ocasión, porque aquí manejar el entorno es clave. Arriba se ven enemigos invisibles que podemos petrificarles para pararles los pies, pero esa misma masilla se puede usar para, por ejemplo, sellar fugas de gas en llamas y poder avanzar por nuevos caminos. Los escenarios son enormes, así que el tener la opción de decidir tu ruta a base de modificar el entorno es todo un puntazo. Igual que hacemos podemos elevar cualquier objeto para subirnos, convertirnos en mobiliario (una taza, un cenicero) y colarnos en sitios pequeños, y cosas así.

Pero no sólo de poderes especiales vive Prey. Se puede craftear cualquier objeto que queramos si tenemos los materiales necesarios e incorpora elementos RPG para potenciar las habilidades. A priori completísimo.

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El juego se va al año que viene, pero deja claras sus intenciones desde el primer momento. Prey murió cuando Bethesda se la lió a Human Head Studios y ahora ha renacido en el nuevo Prey. Es exactamente lo mismo que hicieron con Doom, aunque aquí con un cambio de desarrolladora. Y lo que nos plantea no tiene que ver con un indio y puertas-vagina, sino con algo más similar a Bioshock o a Dishonored.

A algunos les podrá no gustar este cambio, porque cada uno piensa lo que quiera, pero yo sí le doy la bienvenida. Me hubiera gustado ver el Prey 2 de verdad, el que cancelaron, pero este nuevo no me disgusta nada. Al contrario, me parece la caña por el tema de aprovechar entornos. No quiero estar pegando tiros (aunque también hay momentos para esto), quiero hacer lo que me dé la gana y montarme mi propia ruta.

Aún falta para ver el juego en la calle, así que habrá múltiples ocasiones para enseñar gameplay en más tráilers. Yo no me lo perdería, porque la pinta que tiene es brutal. Puede ser el Dishonored del 2017, hablando sobre algo por lo que nadie daba nada y llegó a sorprender a todo el mundo. Menos a Gina Tost.

Categorías: Análisis

1 comentario

JackS · 08/09/2016 a las 23:42

Joé… Del primero, en el que llevabas a un nativo americano que descubre sus poderes gracias al espíritu de su abuelo y luchas en el interior de una gigantesca nave espacial usando un arco místico y numerosas armas «orgánicas» y raras, a este «reinicio»… Pues si que hay diferencia.

Por lo que vi, «Prey 2» se iba a enlazar con el original a través de una parte específica del juego: cuando abducen al interior de la nave un avión de pasajeros. Supuestamente en el 2 llevarías a un policía que, para sobrevivir fuera de la Tierra, se hacía cazarrecompensas o algo así.

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