Análisis The Last Guardian (PS4)

El fin de semana pasado me ventilé en dos días uno de los juegos que la comunidad llevaba esperando cuatrocientos años. Hablo de The Last Guardian, claro, la tercera parte de la saga ICO que tras mil retrasos y rumores de cancelación ha conseguido finalmente salir al mercado.

Como no duraba mucho (unas 12-13 horas) decidí pasármelo del tirón, así me lo quitaba de en medio cuanto antes. Y ahora que ya está más que digerido, voy a hablaros de él.

Si me conocéis, ya sabéis que los juegos del Team ICO no son mi perdición precisamente. Me parecen bastante cansinos y aburridos, aunque pueda entender por qué le gustan a algunas personas. Bonitos son, eso no lo niego. Pero son lentos como ellos solos y a mí me van los juegos con un poco más de marcha.

Lo que propone este The Last Guardian es la historia y la relación entre un niño atrapado en unas ruinas y Trico, un cachorro de… ¿grifo? ¿perrete o rata con alas? Uno le da comida en forma de barriles y el otro le ayuda a ir avanzando por los escenarios, mientras incrementan la confianza del uno en el otro.

De hecho el juego no creo que vaya de si el niño avanza o deja de avanzar, sino de cómo ese Trico que parecía peligroso según empieza la aventura se va convirtiendo en una especie de mejor amigo para el niño. Por supuesto, hay ración de feels en determinadas partes de la historia, pero mejor no desvelar qué pasa.

Sólo podemos controlar al niño de forma directa, mientras que a Trico le damos órdenes y él las ejecuta. Eso es la teoría, porque la práctica es que el animalillo es bien tonto y, a mí por lo menos, me terminó por desesperar.

El problema de ceder el control a la IA es que como haya algún problema o se atasque, no vas a poder hacer nada por solucionarlo. Es más realista que el bicho haga sus propios movimientos y no seamos nosotros quienes lo movemos, pero cuando quieres que se apoye en determinada pared o que salte y te encuentras con que sube donde no es o se sienta, pues mina un poco la moral.

De hecho el mayor problema que he tenido con el juego ha sido precisamente este control. O más bien la falta de él. No me gusta quedarme parado en alguna zona más tiempo del que debería sin que sea mi culpa, y aquí por desgracia me ha pasado bastante.

Lo que sí que es destacable es lo bien hecho que está el mapeado. No hablo de que sea bonito, que lo es y mucho (aunque me sobra mucho bloom), sino de cómo lo que parece un juego enorme en realidad no lo es tanto, sino que son caminos interconectados, diferentes alturas de un mismo nivel y así. La primera vez que volví a un punto que ya había visitado, pero estando en un nivel que antes no alcanzaba, me sorprendió muchísimo, y es algo que terminé amando.

A nivel de diseño me ha parecido una auténtica locura y es lo que más me ha gustado de todo. Pero claro, este gran acierto para mí se veía empañadísimo por los defectos, que más allá del control pasan por una cámara horrible.

Es posiblemente la peor cámara que haya tenido el «placer» de sufrir: cuando le da la gana se va para donde quiere, sufre constantes cortes y fundidos a negro, se vuelve impredecible… Súmale este horror a unos bajones de frames clamorosos y tienes un cóctel que no sé cómo existe con todo el tiempo que ha estado en desarrollo.

Seguramente, y aunque suene a broma es en serio, un último retraso para pulirlo le hubiera venido muy bien.

Aun con todo, el juego consiguió tenerme en la consola dos días hasta que me lo terminé. Es cierto que me medio obligué un poco, pero me seguía interesando saber qué pasaba con el chico y Trico. Aunque estés mucho, muchísimo tiempo avanzando sin saber por qué, poco a poco vas viendo cómo has llegado hasta ahí y, a mí por lo menos, me dejaba con ganas de saber cómo se arreglaba.

Los puzzles ayudan a que el ritmo pausado tenga un poco más de gracia y los enemigos, aunque no terminan de gustarme (sólo entorpecen, porque nunca estás en peligro real) terminé por aceptarlos al saber el por qué de que estén. Eso sí, tampoco esperéis nada del otro mundo porque son muy, muy simples siempre. Eso sí, cuando el juego quiere ponerse emocionante lo consigue, y mucho.

Lo que es curioso es que ahora que ha pasado una semana, tengo mejor recuerdo del juego que cuando lo terminé. Según acabó me acordaba más de la horrible IA de Trico y de la maldita cámara que de otra cosa, y ahora tengo un buen recuerdo de la historia. Aun así, esperaría a que bajara de precio completo, por muy bonito y artístico que sea.

Creo que The Last Guardian es exactamente lo que todo el mundo creía que iba a ser. Los que lo estaban esperando se encontrarán con una continuación de lo que se había hecho en los juegos anteriores del estudio, pasando por alto sus muchos fallos para centrarse en las cosas buenas que sí tiene que ofrecer, como el desarrollo de la relación entre el chico y Trico o los maravillosos escenarios.

Yo, por desgracia, no me encuentro entre esa gente, así que lo que he visto es un juego con un mal control, una IA nefasta en demasiadas ocasiones, una cámara horrible y unos bajones de frames criminales. Debería haber pasado más tiempo en el horno para no salir así, porque no parece ni medio normal.

Aun así, he sabido apreciar lo que sí hace bien, y me deja un buen recuerdo ahora que ya quedan lejos los problemas. Al final la historia ha podido maquillarlo un poco.