Quién me iba a decir, hace casi cinco años, que a estas alturas iba a estar agradeciéndole algo a ese despojo humano que es Don Mattrick, el por aquel entonces director de la división Xbox. Sí, aquel que se empeñó en meter con calzador Kinect en todas las Xbox One de salida, encareciendo el precio 100€ más y que presentó la consola como un centro multimedia en el que los juegos eran algo secundario. Sí, el mismo que mató su producto antes de salir a la venta y causó una mala imagen pública que para la mayoría de gente todavía sigue igual. Sí, el mismo que quiso que la consola estuviera permanentemente conectada a internet (y el que no pudiera, que se compre una 360). Don Mattrick abortó Xbox One y la hundió en la mierda, pero hasta eso tuvo consecuencias positivas en los jugadores.

La primera gran noticia que recibieron los usuarios de Xbox One fue el abandono del propio Mattrick. Lo mejor de las ratas es que son las primeras en dejar el barco en cuanto se hunde, con lo que él no tardó mucho en marcharse y con ello, Microsoft reveló a nuestro mesías, Phil Spencer, como nuevo jefazo de Xbox. Por fin, un auténtico pechopalomo gamer al cargo. Spencer se encontró un percal que ni Steve Jobs cuando volvió a Apple: Kinect seguía vendiéndose con la consola, las ventas de esta eran un desastre y Sony les había pasado la mano por la cara sin hacer absolutamente nada y todo el mundo tenía en mente todavía las declaraciones de la conexión obligatoria y no poder prestar juegos, cosas que nunca llegaron a suceder pero incluso a día de hoy siguen saliendo en su contra.

Spencer se tuvo que poner las pilas y tratar de contentar a sus escasos usuarios, además de intentar rascar algunos de Sony para que se pasaran a su plataforma. Lo primero fue mandar a tomar por culo el Kinect, haciendo que Xbox One ya pasó a costar lo mismo que PS4. Él, como todo el mundo (menos Mattrick), sabía que ese mostrenco no lo iba a usar nadie, así que lo mejor que pudo hacer fue acabar con él definitivamente. Esto se hizo especialmente palpable con One S y One X, que directamente no incluían puerto para Kinect, con lo que si alguien lo quería, tenía que comprar un adaptador USB, un movimiento más propio de Apple, pero que dejaba claro que la cámara espía de Microsoft había pasado a mejor vida a nivel oficial.

 

Con Kinect fuera, Phil seguía urdiendo un plan que hasta gente de dentro de Microsoft desconocía, pero que desde luego nadie desaprobó y fue acogido por los jugadores con mucha alegría: la retrocompatibilidad con Xbox 360 (y más tarde la Xbox original). En el E3 de 2013 Sony hizo un vídeo en el que mostraba, paso a paso, cómo prestar juegos de PS4 a un amigo. Era tan fácil como dejarle el juego y ya está, cosa que en Xbox One no se iba a poder por aquel entonces gracias a ya sabemos quién. Pero también se les olvidó hacer el vídeo de cómo usar tus juegos de PS3 en tu nueva PS4. O tal vez no lo hicieron porque ni a día de hoy se puede (ni se podrá). ¿Para qué, si te pueden vender remasters a precio de novedad? Spencer pensaba diferente y quiso que los usuarios de 360 pudieran seguir disfrutando de sus juegos en One, incluso con sus antiguas partidas guardadas en la nube, así ya no había excusa para no seguir aquella partida que dejaste a medias hace 4 años porque te daba pereza seguir jugando en 360. Por si fuera poco, esta retrocompatibilidad se beneficiaba de la potencia extra de One, mejorando el framerate de algunos juegos y pudiendo grabar vídeos y capturar imágenes como en cualquier juego nativo de la plataforma. Cada mes se añadían más títulos al catálogo de 360 en One y dos de ellos aparecían en Games With Gold, la contrapartida de Microsoft al Plus de Sony.

Phil Spencer rescatando XBO de las manos de Don Mattrick

Phil Spencer rescatando XBO de las manos de Don Mattrick

Si algo está claro es que el que pierde la batalla en popularidad es el que más se tiene que esforzar por agradar a todos y ofrecer más y mejores servicios. Uno de los puntos claves de la Xbox original fue su servicio online, que aunque de pago, era infinitamente mejor que el de PS2 o el casi inexistente de Gamecube. Con One decidieron ir un paso más allá y quitar limitaciones para usuarios de PC y su consola, permitiendo que pudieran participar juntos en los lanzamientos de la compañía, de forma que alguien que tuviera Forza Horizon 3 en One, podía organizar una partida con gente que lo tuviera en Windows. Una idea que surgió tras el anuncio de su sistema Play Anywhere, que conseguía unificar un poco más las consolas y los ordenadores. Al final, Microsoft seguía ganando porque los usuarios comprarían sus juegos en XBO o en W10 indistintamente y lo podrían usar en una u otra plataforma. Más tarde ya llegaría lo que tantos jugadores llevaban deseando durante años y que parece que poco a poco se hará una realidad: el online cruzado entre consolas. A Microsoft le interesaba mucho este movimiento, porque era una manera de asegurarse de que sus usuarios no saltarían a las otras consolas por falta de amigos. Sony, por otra parte, se negó rotundamente a permitir que sus jugadores pudieran beneficiarse de este servicio, escudándose en argumentos como que «no sabemos si los servidores externos son seguros» y otras idioteces que nadie se cree. Y en un giro inesperado, Nintendo aceptó y ya hay juegos como Minecraft o Rocket League a los que se pueden jugar online con usuarios de Xbox Live desde Switch. Yo mismo he probado este último con más amigos con Switch que con los de la propia Xbox One.

 

 

Una de las últimas jugadas de Spencer y compañía fue Game Pass, «el Netflix de los videojuegos«: un servicio en el que por 10€ al mes puedes tener acceso a más de 150 juegos tanto de XBO como de 360 y la primera Xbox. Nada mal teniendo en cuenta que incluye cositas como Halo Wars, Gears of War 4, Recore, Mad Max, Halo 5, Dead Rising 3 o Farming Simulator 15. Poder tener ese catálogo por un precio así ya es algo a tener en cuenta, sobre todo para esos meses de verano con más tiempo libre en los que tal vez no tengas nada que jugar o quieras probar algún juego nuevo. Pero el auténtico bombazo se dio recientemente: todos los nuevos juegos de Microsoft aparecerían desde su día de lanzamiento en Game Pass, con lo que Sea of Thieves, Crackdown 3, State of Decay 2 y los próximos Halo, GOW y Forza los podrías alquilar por 10€ al mes.

Y ahí entra la parte que me parece una jugada maestra por parte de Phil Spencer. Con la alpha de Sea of Thieves me lo pasé en grande (a pesar de algunos trolasos), pero al ser un juego más enfocado al online, no sé si le dedicaría las horas necesarias para rentabilizarlo. Pero ahora, sabiendo que puedo tenerlo durante un mes y medio por 10€ (los 14 días de prueba gratis más el mes comprado), estoy considerando seriamente darle la oportunidad a Game Pass. 10€ no me suponen un gasto que vaya a notar y si con el tiempo veo que el juego de Rare verdaderamente me ofrece meses de diversión, siempre puedo comprarlo sin haber perdido dinero, porque seguiría teniendo los otros juegos del catálogo para amortizarlo.

 

Al final, todos los servicios que Microsoft está ofreciendo para contentar a sus usuarios (y que en mi caso ha conseguido, como podéis deducir por esta chupada de polla pública que les estoy haciendo), son una forma de enmendar el desaguisado que nuestro colega Don Mattrick armó al anunciar Xbox One. Tampoco es que con 360 lo hicieran mal, al contrario, pero la diferencia en ventas respecto a PS4 son tan grandes que tienen que esforzarse mucho más. Ahora espero que Nintendo no haga lo contrario y, viendo que son los reyes del mambo de nuevo, se duerman en los laureles y sigan haciendo nintendadas, que todavía no han conseguido venderme su consola y eso me preocupa.


5 comentarios

Jaime · 25/01/2018 a las 3:32

Si, si te soy sincero, con los primeros anuncios de la One, yo si me eché para atrás y me cerré totalmente, hasta hace rato no sabía nada de que ya no incluía Kinect (hurra), ni del servicio ese de renta mensual por juegos, lo cual me parece un gran acierto.

Purgador · 25/01/2018 a las 8:55

Yo me compré la One, en un principio, por que soy profundamente anti-monopolio y no quería tener la misma consola que «todios» Mi hijo me hizo vender la Wii U para comprar la Ps4 y poder jugar con sus amigos y aún, a día de hoy, la toco con un palo y eso que me he ocupado de tener una buena colección de juegos para esta también, pero no se. El mando, el escritorio de la One, los movimientos que está haciendo Microsoft, son todo elementos que me hacen preferir la Xbox y que mire de lado a la otra máquina que tengo bajo la tele. Y como encuentre una excusa para colar en casa la Switch, ya no te digo nada.

Clay · 25/01/2018 a las 12:50

Microsoft, o mejor dicho Spencer, como bien señalas, han sabido lavar muy bien la imagen de Xbox y ofrecer lo que los jugadores esperan de verdad. Nada de apps de fitness, ni cámaras de mierda ni streamings de conciertos de MTV… JUEGOS. Lo malo, es que el daño que le hizo el anuncio de la conexión permanente y demás fue tan grande, que no se han levantado, y dudo que lo hagan a estas alturas, en toda la generación. En todo caso, Xbox sigue siendo una marca interesante y de referencia en el sector. Más allá de jugar en un ordenador o consola, y eso es algo bueno para todos… excepto quizá para los fanboys de Sony, pero a nadie debería importarle la opinión de esos individuos.

nmlss · 25/01/2018 a las 12:54

@Jaime
Yo mismo estuve a punto de comprarme PS4, a pesar de tener 360. Pero cuando Remedy anunció Quantum Break y empezaron a hablar de retrocompatibilidad, ya no me lo pensé.

Eneko · 25/01/2018 a las 21:13

Si MS hubiera hecho lo del gamepass desde el inicio, sumado al EA Pass, le estaría meando en la boca a Sony, pero se decantaron por Don Matrick. En serio, todavía no entiendo cómo alguien dentro de Microsoft pudo considerar viable o que querían vender.

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