¿Alguna vez jugaste con tus LEGO de pequeño y te imaginaste construir un poderoso robot? ¿O fuiste el listillo de clase y te hubiese gustado crear un invento para acabar con todo dios? Mechanika es un pequeño indie con una también pequeña protagonista que nos hace vivir estas sensaciones, en un mundo de colores lleno de personajes variopintos.

Bueno, vamos por partes. Literalmente. La historia del juego consiste en encarnar a Nika, una niña genio de 7 años aburrida con el inútil colegio, su negligente familia, y la sociedad en general, así que nos tocará ir buscando distintos materiales para ensamblar las piezas del mecha soñado por nuestra protagonista, con el que tras construirlo, destruirá todo lo que a ella no le guste.

El juego sigue el estilo propio de las aventuras gráficas, ve clicando el escenario para interactuar con tu entorno, habla con distintos personajes y usa lo que vayas encontrando, y resuelve algún que otro puzle allí y allá. Ninguna mecánica revolucionaria, pero funciona perfectamente para presentarnos una historia la mar de simpática.

Habla de la sociedad través los individuos que la forman. Nika conversa con las distintas personas de su entorno, y nos va mostrando poco a poco lo que ve cada día en su barrio, así nos sumerge en su punto de vista, mostrándonos los vicios y malas actitudes de cada persona, al mismo tiempo en que todo aquello que dota de personalidad a los habitantes de este lugar. Así, todo forma parte de un mundo carismático, al mismo tiempo que podemos sentirnos relacionados con Nika, conociendo los horribles equivalentes de la vida real.

Lo que más llama la atención de todo esto, es el contraste que crea el juego. La profesora que pasa de los alumnos acabará siendo el menor de los problemas, pues nos acabaremos encontrando en un mundo bizarro y negro con crimen, vicio, alcoholismo infantil, bebés muertos y una historia con una cabra que no acaba muy bien….  Nika no tiene pudor ni pelos en la lengua a la hora de afrontar todo esto. El choque entre la dulce niña y el mundo con tonos oscuros está muy bien compuesto y conseguido, y nos arrancará alguna que otra risa.

Que ya que estoy, debo decir que Nika es una estupenda protagonista y me encanta. Nos ofrece una base sencilla al principio, una niña lista que odia la sociedad, y a medida que avanza el juego y las conversaciones va mostrando pequeñas y delgadas capas que acaban por formar a un individuo más completo, sin dejar de lado la verosimilitud de lo que es, una niña cartoon de 7 años.

El gran guión va de la mano con mi apartado favorito. El arte. El juego está compuesto por unos dibujos 2D que son la cosa más mona del mundo. Con un estilo más azucarado que el caramelo y más colorido que un arcoiris, desde los niños del colegio hasta un grupo de prostitutas consiguen desprender infinita personalidad en un apartado gráfico con un atractivo sobresaliente. Todo bajo la mano de la única artista Mariona Valls, la cual deja de buena mano una imprenta muy fuerte de su fantástico estilo propio en esta obra.

A todo esto, está bien añadir otro detalle que añade atractivo es que el juego está lleno de referencias a la cultura geek real y no para de romper la cuarta pared, poniendo detalles de juegos, manga/anime, moda pop internacional, y cualquier otra cosa que te venga a la mente.

Echando una cucharadita de sal al asunto, y sin hacer “spoilers”, me gustaría comentar el final del juego, que es un tanto anticlimático, con lo que intentad no tener altas expectativas, u os decepcionará.

Si conoces al estudio, sabrás que ya han sacado “Agatha Knife”, otra aventura del mismo mundo, además de trabajar en una nueva, “Colossus Down”. Y no me malinterpretéis, esto me encanta,  personalmente, adoro los universos expandidos, son una genial forma de poder contar una historia mayor a lo que los recursos de un solo proyecto te permiten. Pero eso no me parece excusa a lo mal que está llevado el final.

“Esto no es más que el principio”, nos dicen tras un final abiertisimo. Lejos de quedar como un final, da la impresión de que este es tan solo la primera instancia de una serie episódica, y que solo hemos jugado al prólogo, como si hubiéramos comprado el primer capítulo de un juego de Telltale, pero sin previsión para el resto. Sin cambiar los eventos, creo que una forma diferente de afrontar el cómo acaba el juego pudiera haber dejado un mejor sabor de boca.

Hablando del estudio, me gustaría añadir una curiosidad del genial equipo de Mango Protocol, el hecho de que son españoles, y el juego, aún siendo muy global en su totalidad, está lleno de detallitos propios del país, cosas como un “tupper de verduras”, un cartel del Salón del Manga de Barcelona, la madre con su telebasura, el abuelo que vino del campo y montones de expresiones bastante propias del idioma presentadas con toda naturalidad. E incluso, al ser un estudio barcelonés, el juego viene con una opción de Catalán, algo bastante raro de encontrar.

Resumiendo, Mechanika es una aventura gráfica indie que desborda personalidad, una crítica social inteligente y divertida, con un apartado artístico que es música para los ojos. Todo condensado en un paquetito no muy grande, lo que lo convierte en una obra ligera de digerir.

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