Los más asiduos al blog recordarán la entrada de mi compañero JRubio con el acertado título «Lo que espera de Final Fantasy XV quien ha esperado más de 10 años« y probablemente os sintierais identificados como fans de la saga Final Fantasy, ya no tanto por la cantidad de años sino por la expectación generada en torno al juego y la premisa de una nueva aventura.

No es mi caso. Yo no esperaba absolutamente nada, no me interesaba lo más mínimo ni tampoco tenía intención de comprarlo. Tanto es así, que aún habiendo asistido al Tokyo Game Show el pasado año no pisé el stand de Square Enix más que para probar Kingdom Hearts 0.2 Birth by Sleep -A fragmentary passage-. Sí, he tenido que buscar el título completo. Finalmente, dejándome llevar por la oleada de buenas críticas, me decidí a dar el paso y ponerme con Final Fantasy XV.

Para ponernos en situación, de Final Fantasy XIII solamente conozco la historia de ver jugar a un amigo, terminé por primera vez Final Fantasy VII el año pasado, al igual que Final Fantasy X. Por desgracia no he terminado Final Fantasy VI, y realmente no he jugado a ningún otro más. Quiero que me gusten, de verdad, sé que es una buena franquicia (con sus más y sus menos, como todas), pero sencillamente no somos compatibles. Me pasa lo mismo con cualquier RPG (Bravely Default sin terminar, nunca he tocado un Dragon Quest…), así que qué le vamos a hacer, es un amor imposible.

Como iba diciendo, aunque había podido jugar al Episode Duscae y también había completado la Platinum Demo, no estaba para nada convencido, así que aprovechando que ya llevaba un tiempo a la venta y había opiniones de todo tipo,  decidí ponerme con Final Fantasy XV.

En lo que respecta a la sinopsis, las primeras horas de juego no son realmente gran cosa, el juego empieza mostrando un flashforward-spoiler de una etapa bastante avanzada del juego y desde ahí nos lanza atrás en el tiempo de nuevo a lo que parecen ser cuatro amigos de viaje mientras suena Stand By Me de fondo. Un poco confuso, pero hace que te pique la curiosidad, aunque te olvidas a los diez minutos de lo que acaba de pasar. Con la premisa de reparar el Regalia (que se merece un premio a mejor coche jamás fabricado) hacemos unas pocas misiones a modo de tutorial. Conocemos a Cindy, hacemos un par de fotos, y una vez el coche está reparado ponemos rumbo hacia nuestro destino, cuando de repente algo terrible sucede y trastoca todo el viaje.

Aquí tengo que hacer un inciso, y es que la historia de Final Fantasy XV está terriblemente mal llevada. Lo digo en serio, es un completo desastre. Final Fantasy XV da por sentado que has visto Brotherhood: Final Fantasy XV (una serie de anime de 5 episodios que desarrolla la personalidad de los personajes) al igual que Kingsglaive: Final Fantasy XV (una película de dos horas que sucede simultáneamente a los primeros episodios del juego) y dar por sentado que el comprador de un videojuego que ni siquiera pertenece a una saga que se base en la continuidad (véase Kingdom Hearts, sin ir más lejos) ha visto y memorizado todas las obras relacionadas con el título, es un error de manual. Te lo enseñan en primero de RPG, esto es así.

Ojo, que no todo es malo en Final Fantasy XV, ni mucho menos. Bueno, a ver, es cierto que el juego peca de repetitivo, que pasas de ser el noble Noctis Lucis Caelum de la Casa Targaryen a ser Noc el chico de los recados sin comerlo ni beberlo y bueno, tiene su gracia las primeras horas de juego, pero cuando la forma más rápida de subir de nivel pasa por pegarte 40 minutos buscando ranas en un estanque, ya no te hace tanta gracia. Vale que las misiones opcionales son eso mismo, opcionales, pero la estructura del juego viene a ser: Cinco horas de historia, quince horas de misiones secundarias, una pequeña pausa con historia, otras diez horas de secundarias y diez horas de historia.

Una parte de mi quiere pensar que esto es intencionado, y es que la historia, pues bueno, está bien, pero no es lo importante, lo importante es el vínculo que creas con tus compañeros de viaje, ayudar a Ignis a hacer el desayuno, echar unas carreras con Gladio o posar para algunas fotografías de Prompto son la clase de tonterías que al final más te marcan del juego, y cuando tus compañeros sufren, tu sufres con ellos, y cuando se divierten tienes la sensación de que tu también te estás divirtiendo. Vale que cuando has terminado el juego, te sabes de memoria las respuestas predefinidas a todas las líneas de diálogo, pero hasta que eso llega, disfrutas de cada conversación que escuchas y te apetece prestar atención, te involucras sin darte cuenta en la vida de tus compañeros, y eso es algo que no suele pasar en los videojuegos.

Al final no me queda otra que reafirmarme en que Final Fantasy XV trata la historia de Noctis, Gladio, Prompto e Ignis como lo realmente importante, mientras se va desarrollando de fondo la «verdadera historia». Y me parece todo un acierto, qué queréis que os diga, porque un 70~80% del juego estaremos haciendo misiones de recadero, y si no fuera por ellos, te pegarías un tiro a ti, a Cid, al tipo de las chapas, a la loca de las ranas, y a la madre que parió a panete. Créeme, los matarías a todos, menos a Iris, la hermana de Gladio.

Aunque os pueda parecer que lo estoy poniendo a parir, he disfrutado muchísimo Final Fantasy XV. Tanto es así que llegué a desbloquear el trofeo de Platino y he seguido jugando después de ello. Pocos juegos pueden decir eso. Al final tanta misión de ir de un lado a otro te pica y piensas «bueno, entrego esta misión y lo quito» pero de repente son las cinco de la mañana y estás atrapado en una mazmorra diez niveles por encima del tuyo en busca de los ingredientes necesarios para preparar unos sabrosos Cup Noodles®.

Volviendo al principio y para no extenderme (aún) más, mi conclusión es que si te gustan los videojuegos, te gustará Final Fantasy XV. Así de claro y así de duro. Los amantes de Final Fantasy quizá se decepcionen un poco al encontrar un juego tan distinto a lo que están acostumbrado (he obviado el sistema de combate, pero ha sido para no poner dos párrafos de insultos) mientras que los jugadores profanos en la saga, como es mi caso, encontrarán en Final Fantasy XV un juego muy divertido al que echarle horas y más horas. Y si además eres de los que se pueden pegar seis horas seguidas haciendo misiones secundarias, aquí tienes para dar y regalar.


4 comentarios

Uma · 27/01/2017 a las 14:00

Ahora tengo más ganas de jugar!!

Mashharder · 27/01/2017 a las 14:14

Acabé el juego ayer y me encantó. Es cierto que el final está rusheado como dice la gente, pero no me parece que esté tan mal para el drama que se montó por los internecs. Antes de empezar el juego vi la peli de Kinsglaive y hype +100%, es una película que está bien incluso si no vas a jugar al juego y que a su vez es absolutamente recomentable ver antes de jugar, porque el juego en si no forma un todo como para dar un producto completo.

Lograron darle mucho sentimiento a este juego y los personajes deben de ser los primeros que veo por los que al final terminas sintiendo algo sin necesitar de recurrir al absurdo japones KAWAII DESU EL PODER DEL AMOR. El recurso de la cámara de fotos me parece TOP.

Mención especial a la ~2 horas de juego en el que en vez de un Final Fantasy pasas a jugar al Metal Gear Solid 2 :yaya:

Eneko Munoz · 27/01/2017 a las 17:26

Yo lo terminé la semana pasada con el platino y al final me marcaba 76 horas de juego. A la fase final y rechutadisimo porque tras llegar a nivel 40 en el episodio 3, todo nivel extra hace el juego ultrasencillo.
Aún así sigo creyendo que las misiones deberian haberlas ido activando según avanzas en la historia y meter más en otras regiones porque la ciudad de Altissia da pena verla sin ningún signo de interrogación a pesar de lo grande que es.
Luego también es cierto que las misiones en sí no aportan nada. No desbloquean habilidades extra o mazmorras. Sí, te dan un poco mas de conocimiento del mundo y de la gente pero no es indispensable hacerlas para enterarte del argumento principal.
Y luego quedan lo últimos capitulos que van acelerafos por la simple y llana razón de que el juego está sin terminar. El Tabata se empeñó en meter contenido a patadas y al final no le dio tiempo a rellenar. Asimismo, la historia del final está narrada fatal, con todo en documentos que te puedes leer o no y claro, pierde la gracia de un videojuego (un poco como en el FF Type-0 en el que tenías que leerte los textos que se iban desbloqueando para enterarte de qué coño iba la historia porque en ese tambien pasas de luchar en una guerra entre países a estar en el dia del juicio final. Otro juego de Tabata, casualidad? No lo creo).
En general el juego es francamente divertido, pero te queda un sabor un poco agridulce por culpa de una penosa narración y una programación llena de bugs que te hace dar mil saltos delante de objetos antes de poder seleccionarlos.

Jaime · 03/02/2017 a las 2:09

Regalia suena a una rola de Frank Zappa

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